Completamente de acuerdo. Es más, para mi Gould está en la misma vibración que las partituras de Bach. Cosa totalmente subjetiva y personal, por supuesto. Seguramente no hay una sola manera de tocar a Bach, el propio espíritu de la música de la época era bastante libre, aunque los compositores ya escribían indicaciones precisas cada vez con más frecuencia.
Ya que se cita al enorme Savall, y en caso de que todavía no hayáis visto esto:
Conocido por fusionar elementos del renacimiento, la carga dramática del romanticismo tardío (con incursiones impresionistas) y diversas estéticas modernas, el amigo Arnold no prestó prácticamente atención alguna a las tendencias compositivas contemporáneas, yendo bastante por libre. Personalmente, es un compositor que me gusta bastante, especialmente en el plano melódico. No escribió demasiado, pero de lo que conozco, más de la mitad es realmente interesante.
"Kindertotenlieder" fue de la primera música que me impresionó a extremos profundos, que pedazo de programa disfrutaste!. Desde que no vivo en Barna, estoy cada vez menos pendiente de lo que se cuece, mecachis.
Si no hay alguna movida que lo impida, el próximo febrero me voy al Covent Garden a ver "Il barbiere di Siviglia", en plan celebración cumpleañera, producción con Bryn Terfel, entre otros, que le tengo ganas.
como muy bien afirma Seymour Bernstein no suena a Bach, suena a Gould
#828 Quizá no me expresé bien. Me refería al sentido en que lo decía en el docu que colgaste sobre Gould el señor Seymour Bernstein. Gould es Gould para bien y para mal.
Por cierto, mañana y solo mañana, se ponen a mitad de precio para celebrar el día mundial de la Ópera: "Il trovatore" e "Il Trittico" en el liceu de Barcelona para el que le pueda interesar.
Una maravilla.
Me duele mucho cuando pienso en la potencia musical que era la España del Renacimiento y el primer barroco, con compositores únicos y músicos de primerísima, y cómo desapareció todo. Los Borbones no han traído nada bueno a este país. Y no por patrioterismo, sino que me duele por lo que se dejó de hacer, de producir, para el mundo.
Es más, tenemos abandonadísimo a tipos como Guerrero, al que los ingleses le tienen un amor incondicional. Flipe en colorines cuando descubrí cómo lo tienen de elevado por allí, hay toda una escuela coral.
Una maravilla.
Me duele mucho cuando pienso en la potencia musical que era la España del Renacimiento y el primer barroco, con compositores únicos y músicos de primerísima, y cómo desapareció todo. Los Borbones no han traído nada bueno a este país. Y no por patrioterismo, sino que me duele por lo que se dejó de hacer, de producir, para el mundo.
Es más, tenemos abandonadísimo a tipos como Guerrero, al que los ingleses le tienen un amor incondicional. Flipe en colorines cuando descubrí cómo lo tienen de elevado por allí, hay toda una escuela coral.
Totalmente de acuerdo. Parece que cuando reivindicas la música clásica de este país eres un patriotero o un lamebanderas o algo así. Y nada de eso. Asociar un sentimiento (ya sea positivo o negativo) a una nación está en las antípodas de esta reivindicación. Simplemente es denunciar el olvido sistemático en centros educativos y en la enseñanza de la música y de la historia cultural, en los exiguos reconocimientos institucionales y en el escaso aporte y apoyo económico por parte de los sucesivos ministerios de cultura a los músicos e instituciones que mantienen vivo este legado. Es vergonzoso: Tomas de Victoria que forma parte de los repertorios de cualquier madrigal sea del país que sea, Guerrero, Luis de Narváez, Luis de Milán, Gaspar Sanz, Alonso de Mudarra, toda la música popular de corte anónimo renacentista, Santiago de Murcia, la música y danzas de ida y vuelta (las que llegaron a América y evolucionaron nuestros hermanos americanos y luego llegaron de nuevo a Europa para tomar distintos caminos que derivan de distintas formas no solo en la península, sino en Francia, centro de Europa, Italia o las islas británicas), Sor, Domenico Scarlatti (compositor al que, según Chopin, todo pianista que se precie ha de conocer profundamente). Y así, suma y sigue. Es, de verdad, una época dorada y de sobra reconocida en las demás partes del mundo.
Con un presupuesto en cultura de entre 1000-1500 millones anuales en la última década. ¿De verdad no hay dinero suficiente para fomentar y dar a conocer la base original que caracteriza nuestra historia musical? ¿Cómo puede ser que en los manuales y programas de educación secundaria ni se los nombre cuando se toca este periodo? ¿Cómo puede ser que no se hayan destinado recursos para grabar buenas ediciones con las obras completas? ¿Cómo puede ser que los centros públicos y conservatorios dedicados a este legado se puedan contar con los dedos de la mano? ¿Se puede imaginar uno que en Rusia se olviden de Tchaikovsky o Mikhail Glinka, en Alemania de Bach, en las islas británicas de Purcell o Händel, en Italia de Monteverdi, en Francia de Couperin o Rameau...?
Bueno, y lo dejo que parezco (y debo serlo) un pesimista cascarrabias. Ojalá se mejore la situación y los futuros ministerios se hagan cargo y reparen este vergonzoso y largo olvido.
Entre Mendelsshon y Schumann, Niels Gade, cosechó el olvido.
El primero, estrenó su primera sinfonía con su orquesta, bastante entusiasmado. El éxito de la representación, le convirtió en un personaje conocido en Leipzig y su zona de influencia. Acabó sustituyendo al propio Mendelsshon al frente de la orquesta y siendo un habitual del círculo de Schumann, que dejó escrito en varias cartas que le parecía un compositor espléndido.
Pero entonces estalla la guerra de Schleswig-Holstein, el muchacho regresa a una Dinamarca en la que no estaba sucediendo nada musicalmente, y se encalla por completo, ralentizándose su progresión y quedando para la posteridad como ese compositor aparentemente influido en exceso por Robert y Felix. La influencia está clara, sin embargo muchas melodías y frases de sus sinfonías son bastante bonitas y afortunadas, algunas con un toque de folklore nórdico muy agradable.
Es cierto, quizás, que su "olvido" no es tan "lamentable" como el de Onslow o algún otro, pero al menos está bien recuperarlo y dedicarlo un ratín a conocerlo; quizás en otro entorno hubiera adquirido otro poso y profundidad en lugar de caer en las redes del funcionarado musical.
